Mikel López Iturriaga y su equipo
La primavera ha estallado -lluvia y tiempo loco incluidos- y con ella todo el repertorio de deliciosas frutas y verduras de temporada, a las que daremos todo el uso posible en este menú semanal (mientras también nos despedimos con cariño de algunas protagonistas del invierno, que aún colean). En esta ocasión no usaremos el horno para nuestra cocina en bloque, ya que por un lado con la llegada del calor empezamos a apostar más por ensaladas y comidas frías y por otro la subida del precio de la electricidad lo ha convertido en un electrodoméstico que da miedo encender (aunque no es ni de lejos el que más consume).
Es importante ajustar el punto de cocción del solomillo de cerdo porque si se pasa puede quedar duro y correoso; para eso lo ideal es que todos los trozos tengan un tamaño similar, o que vayamos sacando antes los más pequeños. Para hacer esta receta más económica -y con todo el sentido del mundo, porque igualmente los vamos a trocear- podemos comprar puntas de solomillo. Si prefieres una salsa triturada en lugar de con trozos, saca el cerdo y pásala por la batidora, añadiendo un poco de agua o caldo si queda demasiado espesa.
Para optimizar aún más el tiempo y la energía, puedes añadir más cebolla a tu sofrito base y congelarla para otras recetas o preparar con ella una salsa de tomate multiusos, que te servirá tanto como base para unas lentejas como para acompañar una pasta o improvisar un estofado rápido de pollo, añadiendo contramuslo en trocitos, especias o hierbas al gusto y un chorro de vino o caldo. Como siempre, hay cosas que se pueden congelar y reservar para el final de la semana, mientras priorizamos cosas como la sopa -una receta perfecta para usar esas fresas que hoy están perfectas y mañana estarán medio pochas, pero a ver quién se come una caja entera en un día-, las papas aliñás y el brócoli o las judías verdes. Tanto el pollo como los garbanzos o el arroz son buenos candidatos para la congelación; la merluza y el solomillo también, siempre que se descongelen despacio en la nevera de un día para otro y se calienten con cuidado, para que no queden resecos en el proceso.
Seguimos sin incluir los desayunos, meriendas o picoteos en la organización semanal, ya que estos no necesariamente se cocinan. De nuevo recomendamos dejar algunos de los básicos —en cada casa son diferentes— preparados en una bandeja dentro de la nevera para no tener que pensar demasiado mientras todavía luchas por despertarte. Yogur o kéfir, leche o bebida vegetal con copos de avena para tomar fría o caliente -tal cual o con un poco de chocolate 70%, coco rallado, cacao o pasas, orejones o dátiles picados, frambuesas o arándanos-, queso fresco o quark, pechuga de pavo o de pollo asada y loncheada, hummus o cualquier otro untable de los que hemos preparado por aquí, fruta de temporada o aguacate, huevos duros, queso fresco, pepino o tomates cherry para comer en tostada o bocadillo.
2 kg de patatas medianas nuevas, 2 cebollas dulces, perejil, 1,5 kg de judías verdes (pueden ser congeladas), 3 o 4 cabezas de ajos, 1 brócoli grande o 2 pequeños, 5 limones, 6 cebollas, 1 kg de remolacha cocida, 600 g de fresas, 3 aguacates pequeños, menta, 20 zanahorias, 4 pepinos, 2 pimientos, 1 kg de guisantes (pueden ser congelados), 8 albaricoques, 400 g de champiñones, 800 g de acelgas, 2 manojos de espárragos, 2 limas, 600 g de espinacas tiernas.
12 huevos, 1,2 kg de contramuslos de pollo deshuesados.
1,2 kg de solomillo de cerdo (pueden ser puntas).
8 lomos de merluza de ración (o más si son más pequeños, 1,2 kg en total).
Aceite de oliva, vinagre de manzana, sal, pimienta, 4 latas de sardinas, melva o bonito, 100 g de aceitunas negras, pimentón, 80 g de almendras, azúcar, 500 g de arroz integral, harissa o pimentón, maicena, vino blanco, 250 g de cuscús integral, 1 kg de garbanzos cocidos, 80 g de cacahuetes, salsa de soja, tahini, 600 g de alubias cocidas, tomillo, 80 g de anacardos tostados. curry en polvo, pan integral, nuez moscada, canela.
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