Enviado especial a ParÃs En Thisted viven unas 14.000 personas. Y casi todas las familias tienen a alguien que vive del mar. Este pueblecito en el norte de Jutlandia, en Dinamarca, da a una bahÃa interior que protege la villa de los vientos del mar del Norte. Una zona con largas playas de arena blanca donde, cuando era niño, Jonas Vingegaard soñaba con ser futbolista. Su destino, sin embargo, cambió el dÃa que el Tour de Dinamarca llegó a Thisted, como si fuera el circo que, en el pasado, llegaba a los pueblos y hacÃa que los niños quisieran ser actores. "DebÃa ser en 2007 o 2008. Una etapa del Tour de Dinamarca empezaba muy cerca de mi pueblo. Yo entonces jugaba a fútbol, pero no me iba muy bien. Era pequeño y no tenÃa mucha motivación. Mis padres me llevaron a la salida de aquella primera etapa del Tour y lo que vi me gustó. Como el club de ciclismo local hacÃa entrenamientos para niños gratuitos, lo probé y me dijeron que era muy bueno. Supongo que se lo decÃan a todo el mundo para conseguir nuevos miembros, pero en mi caso funcionó de verdad, porque me motivó tanto que mira donde estoy", explicaba a la prensa danesa estos dÃas. Fuera una mentirijilla o no, el destino de Jonas Vingegaard habÃa cambiado. Y ahora es el segundo danés en ganar el Tour de Francia. En los Campos ElÃseos, buena parte de los vecinos de Thisted esperaban emocionados. "Creo que ha venido medio pueblo. Llevamos todo el dÃa aguantando el calor para verlo. Todos lo recordamos de arriba para abajo", explica al ARA Pers, con la cara pintada con los colores de la bandera danesa.
Veintiséis años después del polémico triunfo de Bjarne Riis, que años más tarde admitirÃa haberse dopado, como casi todos los ciclistas de su generación, otro danés ha conseguido entrar en ParÃs vestido de amarillo. A sus 25 años, el ciclista del Jumbo-Visma ha conseguido destronar al esloveno Tadej Pogacar (UAE), que era el favorito para encadenar tres triunfos en el Tour. "El año pasado acabé segundo y me di cuenta de que podÃa ganar. Siempre he tenido claro que podÃa tener opciones", admite este escandinavo tÃmido que, al acabar cada etapa, lo primero que hacÃa era llamar a su mujer para escuchar su voz, y también la de su hija pequeña. En las últimas etapas ya no ha hecho falta, puesto que todos los suyos han hecho el viaje hasta Francia para animarlo. Entre ellos, Rosa Kildahl, la madre de su mujer, que curiosamente hasta ahora era la más famosa de la familia, porque hace pocos años ganó un concurso de televisión en que los concursantes se ponÃan a prueba cocinando dulces y pasteles. "Las primeras golpes que me venÃan a ver todo el mundo la saludaba a ella. Es muy famosa en Dinamarca", admite un Vingegaard que no acaba de llevar bien que todo el mundo lo mire. Es un chico de pueblo, que recuerda con aprecio sus primeros años sobre una bicicleta. "Mi club tenÃa unos quince miembros. Rodábamos por las carreteras del norte de Dinamarca, muy bonitas, con viento. Me cuidaron bien", recuerda. Uno de aquellos compañeros de club, por cierto, era Michael Vaegren, cinco años mayor que él, que también ha llegado a ser ciclista profesional.
El camino de Thisted a ParÃs, sin embargo, no ha sido fácil para Vingegaard, que hace cuatro años todavÃa trabajaba en una fábrica de pescado. "Acabé los estudios en 2016 y tocaba trabajar. Ya iba en bicicleta, pero de forma amateur. Micahel Vaegren, que es de la misma región, trabajaba en la fábrica de pescado y me dio el teléfono de su superior. Asà encontré trabajo en la fábrica de pescado, donde trabajé durante un año", explicaba estos dÃas Vingegaard, que es tÃmido y admite que no le gusta hablar de sà mismo. Durante un año su trabajo era enganchar etiquetas en las cajas llenas de pescado y comprobar después si el código funcionaba, para facilitar el seguimiento del producto. Le tocaba trabajar de pie, poco adecuado para un ciclista, pero el horario era bueno, de las 7 de la mañana a mediodÃa. "Después me lesioné y tampoco pude trabajar", recuerda. Cuando volvió al trabajo, acabó limpiando el pescado antes de que fuera congelado. Vingegaard trabajarÃa en la fábrica de pescado de su región hasta el verano del 2018.
Tour de France leader Jonas Vingegaard working in a fish-packing plant back in 2017, before turning pro. pic.twitter.com/ClZXtzxaM9
El 2016, Vingegaard habÃa entrado en el equipo ColoQuick-Cult, que apostaba por jóvenes talentos. Aquà llegaron los primeros buenos resultados de un joven que compaginó los viajes al extranjero para pedalear con el trabajo en casa hasta el 2018. En 2017, de hecho, destacó en el Tour de China, y en 2018, la etapa prólogo del Valle de Aosta. Pero, justo cuando parecÃa que todo iba bien, sufrió una grave caÃda de la cual salió con una conmoción cerebral. Incansable, cinco semanas después ya estaba compitiendo de nuevo, y entonces llamó la atención del equipo neerlandés Jumbo-Visma, con el cual ganarÃa la primera etapa de una prueba de la UCI World Tour en 2019 en Polonia. Inicialmente, su rol era ser gregario del esloveno Primoz Roglic, que en 2020 ganarÃa la Vuelta a España con el danés trabajando incansablemente para él. "Cuando has trabajado como lo he hecho yo, poder salir a entrenarme cada dÃa es un placer", explica Vingegaard, que siempre recibió el apoyo de sus padres, Claus y Karina, que lo animaron cuando tuvo crisis que lo llevaban a pensar que querÃa abandonar el deporte.
Y llegó la temporada 2021, cuando dejó de ser un actor secundario para llamar la atención de todo el mundo brillando al Tour de los Emiratos y en la Settimana Coppi e Bartali y, finalmente, logrando la segunda posición en la general del Tour de Francia. En tres años, de la fábrica al podio de la prueba más prestigiosa, aprovechando en parte que Roglic habÃa abandonado por una caÃda, lo cual lo habÃa dejado como cabeza de equipo de un Jumbo-Visma que finalmente habÃa entendido que tenÃa un tesoro en su equipo. No siempre fue asÃ. De hecho, aquel Tour del 2021 no lo tenÃa que correr, pero entró a última hora después de la baja de Tom Dumoulin. "En aquel Tour, especialmente en la etapa de Mont Ventoux, vi que podÃa hacer frente a Pogacar. Me di cuenta que no era imbatible", explica. Acertaba. Este Tour 2022, Vingegaard se ha convertido en el segundo danés en ganarlo, después de Bjarne Riis el 1996, un triunfo manchado, este, puesto que Riis admitirÃa años más tarde haberse dopado.
🇩🇰🇩🇰🇩🇰🇩🇰🇩🇰🇩🇰 Danish triumph! Le triomphe danois !#TDF2022 pic.twitter.com/FEaB53za2U
En este Tour, acompañado por un Jumbo-Visma lleno de gregarios de lujo como el belga Wout van Aert, Vingegaard ha ido desgastando a un Pogacar que empezó la carrera fuerte pero que, a medida que perdÃa compañeros de equipo, se iba rindiendo a la evidencia. A los 25 años, Vingegaard ha ganado un Tour que curiosamente vivió las primeras tres etapas por tierras danesas. Dinamarca, un paÃs donde todo el mundo va en bicicleta, dispone de una generación dorada de ciclistas, con tres ganadores de etapa diferente en este Tour. Los herederos de Mogens Frey, que en 1970 fue el primer danés en ganar una etapa del Tour de una forma extraña, puesto que recibió instrucciones para dejar ganar a su lÃder de equipo, el portugués Joaquim Agostinho. Este, sin embargo, cogió el manillar del danés en la recta final para asegurarse de entrar primero, y acabó descalificado. Y Frey ganó sin casi quererlo. Vingegaard, en cambio, ha tenido claro durante todo el Tour que era su año y ha acabado saludando a miles de daneses que han viajado hasta ParÃs desde un podio donde lo ha acompañado el galés Geraint Thomas, tercero, y un Pogacar que a buen seguro ya piensa al intentar recuperar en 2023 la corona perdida.
Con una risa medio tÃmida, Vingegaard ha rodado vestido de amarillo por los Campos ElÃseos, emocionado después de imponerse en un Tour precioso, con deportistas con marcas y tecnologÃa moderna, pero con el espÃritu de antes. Con una clasificación emocionante, corredores tan alocados como el brillante Wout van Aert, escapadas, ataques y una rivalidad que promete, la que hay entre Pogacar y Vingegaard. Un año después de tener ParÃs a sus pies, Pogacar ha cedido su corona a este danés que ha pasado de trabajar en una modesta fábrica a entrar como un héroe en la Ciudad de las Luces. Y un montón de daneses, emocionados, han celebrado por las calles de ParÃs, donde el belga Jasper Philipsen se ha impuesto al esprint en la última y anecdótica etapa.