Comer (en) cuentos: instrucciones de lectura

2022-05-27 22:15:47 By : Ms. Sora Y

LOS DIABLOS AZULES — Liebre por gato

Separe el pan en dos; miga, por un lado, corteza por el otro.

Aplane el centro de la corteza respetando la curvatura de los extremos.

Divida la miga en trozos y haga bolitas con cada uno de ellos.

Unte las bolitas en mantequilla psicosabrosa.

Cómase una bolita por cuento.

Aborde la corteza sabiendo que es una góndola.

Zarpe en ella rumbo al vórtice.

Hubo una vez una vajilla en una caja de cartón.

La niña leyó la caja: Frágil. 

Se acercó a la jaula, abrió la puerta y deslizó su mano.

Un alboroto de alas llenó el aire y una estela bicolor pintó el cielo.

Sus ojos pensaron que la mejor forma de abrir una caja delicada era deslizando el cálamo de dos plumas por las ranuras de las solapas.

La jaula vacía le negó la razón.

Destapó la caja con la punta de unas tijeras y encontró un papel que tenía un número y un lugar: 125, Bavaria.

Tras una montaña de lo que ella llamó heno sin perfume aparecieron objetos de loza blanca con ornamentos azules.

La niña contó tazas, platos llanos, cuencos, fuentes ovaladas, fuentes redondas, bandejas.

Escondió las soperas, dibujó dos pájaros, los posó sobre el travesaño de la jaula y se fue a leer.

Un sonido interrumpió el viaje que hacía con Simbad, el marino.

Creyó que el tintineo venía de las páginas del libro, que quizás el oleaje mezcló los cuentos, tal vez un kraken había atrapado en sus tentáculos al burro con cencerro que paseaba a orillas del Po. Pero no. Un temporizador avisaba que la comida estaba lista.

La niña soltó el libro, se lavó las manos y se sentó en la mesa.

Se sorprendió al ver las dos soperas que había escondido.

En la más pequeña humeaba sopa amarilla. En la grande, una crema roja cantaba en burbujas.

Las mezcló en su cuenco, se lo llevó a la boca y cuando quiso decir está caliente su garganta trinó floreos y cascabeleos.

Le pareció ver dos pares de patas y dos pares de ojos flotando en la sopa.

Al día siguiente rompió la vajilla a martillazos.

¿Quién castiga a una niña con voz de pájaro?

Busco en el índice y con el índice la selva.

Escucho una voz que dice la comida no se toca, con la comida no se juega.

La amazonia está entre la fronda que rebasa el cuenco de madera; aparto los brócolis que encuentro a mi paso, doy con una hoya.

Me acuesto, finjo dormir junto a las herramientas que traigo para satisfacer mi antojo.

Se acerca a mi cuerpo en meandros desganados, aparta las endivias y escarolas que me cubren, rodea mi tórax con pesadez y comprime subiendo poco a poco la tensión.

Me ahorro la ceguera, el ahogo en armañac, la servilleta sobre el rostro.

Voy directo a la fuente: los árboles.

Una mirada fija basta para que caiga en tierra haciéndose el muerto.

La palma de mi mano amortigua la caída laxa del ave.

De allí a mi boca.

Pero ahora la presa soy yo y quien va a fingir su muerte para evitarla, también soy yo.

Sé parar mi corazón, sé parar mi pulso. Así procedo y el tirabuzón que me asfixia, cede.

Oigo el clic, la mandíbula se descoyunta, el tracto ondula y mi cuerpo se deja llevar al interior viscoso. Una vez dentro, activo mis constantes vitales, me incorporo, corro a la boca aún abierta, ajusto el trípode para encontrar salida franca, enciendo mi linterna y me dirijo a la parte más ancha.

La caramera llena de babas y un pestañeo asustado me indican que he llegado.

Me siento a un costado y hago uso de mis cubiertos.

Destazo la pieza y la llevo a mi boca.

No conviene contar este secreto.

Los mejores platos de caza se comen dentro de una constrictor.

* Lena Yau (Caracas, 1968) reside en la actualidad en Madrid. Es narradora (novela: 'Hormigas en la lengua', 2015; relatos: 'Bienmesabes', 2021), poeta ('Trae tu espalda para hacer mi mesa', 2015; 'Lo que contó la mujer canalla', 2016; y 'Bonnie Parker o la posibilidad de un árbol', 2018), periodista e investigadora. Especialista en las relaciones entre literatura y gastronomía. Se ha licenciado en Letras y tiene un máster en Comunicación Social por la Universidad Católica Andrés Bello, y es asesora literaria de 'El sabor de la eñe. Glosario de literatura y gastronomía' (Instituto Cervantes, 2011). Sus cuentos y poemas aparecen recogidos en diversas antologías.

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